lunes, 2 de mayo de 2016

¿Ha llegado el momento del ingreso universal? , por Raúl Vergara Arias @Rau1Vergara

 En los últimos años, los estudios han arrojado varios hallazgos desalentadores sobre la economía: el ingreso de la mayor parte de la población en los países desarrollados lleva décadas estancado, la desigualdad ha crecido desde los años 80 y se encuentra en su punto más alto desde hace un siglo, el avance de la automatización ha destruido empleos bien pagados y los trabajos que han surgido en su lugar suelen ser peor remunerados. Además, la apertura al comercio internacional, si bien ha contribuido a mejorar el estándar de vida en países pobres como China, ha generado pérdida de empleos y estabilidad en los países ricos, lo cual impulsa a plataformas políticas populistas-nacionalistas como la de Donald Trump.
Ante esta situación, a idea simple pero revolucionaria de dar una cantidad de dinero mensual a todos los ciudadanos de un estado ha tomado auge en los últimos años. Se planea implementar un programa piloto de ingreso universal en Finlandia, en la provincia de Ontario, Canadá, en las ciudades de Utrecht y Tilburg en Holanda, así como en Finlandia. Además, en junio del presente año se llevará a cabo un referendo en Suiza donde los votantes decidirán si quieren que esta política se lleve a cabo a nivel nacional. Y esto no sólo está sucediendo en países desarrollados, la ONG Give Directly planea dar un ingreso fijo a los 6,000 habitantes de una comunidad pobre en Kenia durante 10 a 15 años para medir la efectividad de este programa.
El “ingreso universal” o “ingreso básico” consiste en otorgar una suma de dinero determinada, a intervalos constantes de tiempo, a todos los ciudadanos de un lugar, por el simple hecho de serlo. Es decir, a diferencia de la mayoría de los programas asistenciales actuales, no está condicionado a ser pobre, discapacitado, desempleado o alguna otra situación. Hoy en día esta idea suena bastante inusual, sin embargo, fue popular en los años 60 y 70, cuando la proponían personajes tales como Martin Luther King, los presidentes Richard Nixon y Jimmy Carter y el Nobel de Economía, Milton Friedman. Incluso se llegó a establecer como experimento en algunas ciudades de Estados Unidos y en la provincia de Manitoba en Canadá. Lamentablemente, no se condujeron estudios suficientemente rigurosos, de modo que no se sabe a ciencia cierta qué tan efectivos fueron dichos experimentos.
Quienes en la actualidad impulsan el ingreso universal sostienen que sería una forma efectiva de acabar con la pobreza y hacer frente a la inseguridad económica y la precariedad del ingreso que aquejan a buena parte de la población. Por otro lado, se reduciría la ineficiencia burocrática y el costo que conlleva la maraña de programas sociales existentes, sustituyéndolos con la transferencia directa de dinero a las personas, quienes a su vez serían libres de gastarlo en lo que más les beneficie, generando aún más eficiencia. Hoy en día, la asistencia pública suele darse sólo a los pobres, de modo que cuando una persona empieza a ganar más, pierde los beneficios. Esto genera una “trampa de la pobreza”, donde los beneficiarios evitan mejorar su ingreso laboral, pues de hacerlo podrían terminar teniendo un ingreso total menor que antes. Además, según un influyente trabajo de investigación de la Universidad de Oxford, publicado en 2013, el 47% de los empleos en Estados Unidos están en riesgo de automatizarse. Ante el rápido desarrollo de la Inteligencia Artificial, existe la posibilidad real de que gran parte del trabajo humano deje de ser relevante o necesario, y un ingreso universal podría servir para atenuar el impacto que esto tenga.
Existen también muchos detractores de la propuesta, quienes señalan  que dar un ingreso garantizado a todos destruiría los incentivos para trabajar. No obstante, según la evidencia de los programas de ingreso universal aplicados en los años 70, así como de programas de transferencias directas de efectivo tales como Prospera o Bolsa de Familia, la disminución en el empleo suele ser baja, y se asocia a un aumento en el tiempo dedicado al estudio, que es una consecuencia deseable. El obstáculo principal para la implementación de un sistema de ingreso universal es el costo, ya que proporcionar un monto suficiente para costear una vida digna está por encima de las posibilidades de la mayoría de los países.
Será muy interesante conocer los resultados de los experimentos con el ingreso básico que comenzarán en los próximos meses, ya que de funcionar, este sistema tiene el potencial de poner un  piso en las condiciones de vida de las personas, y garantizar que nadie carezca de los satisfactores básicos. Hace 84 años, el gran economista John Maynard Keynes declaró que en 100 años el mundo sería tan rico que el problema económico (la escasez) estaría prácticamente resuelto, y las personas podrían dedicar la mayor parte de su tiempo al esparcimiento. La tendencia hacia un mundo con menos horas de trabajo y más producción se mantuvo hasta los años 70, y el ingreso universal puede ser la forma en que las esperanzas que tenía Keynes para sus nietos puedan materializarse.




RINCÓN ECONÓMICO, por Raúl Vergara Arias


Economía
8o Semestre
Twitter:@Raul1Vergara


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